Cada vez estamos más convencidos de que es el Señor quien mueve los corazones y quien despertó en nosotros ese deseo misionero de dar más, de querer hacerlo presente allí en ese lugar concreto: en Nsork.
Del 5 al 18 de julio se llevó adelante la misión en Nsork en la que participaron 5 religiosas y 5 laicos de España, junto con los voluntarios que se encontraban, hace ya varios meses en Niefang.
Frente a la posibilidad de una nueva presencia de las hermanas en Nsork, pensamos en la posibilidad de pintar y arreglar los preescolares de la escuela parroquial con los misioneros.
Lo cierto es que el arreglo de la escuela nos llevó más tiempo de lo pensado, no por eso dejamos de convocar especialmente a los niños y catequistas. Los niños a cada rato se acercaban mientras trabajábamos todos en la escuela preguntándonos si esa tarde jugaríamos con ellos. Los catequistas tuvieron su espacio de formación los sábados, como ya lo veníamos haciendo hace meses.
Ya en Nsork tuvimos que convivir varios días con la incomodidad de la falta de luz y de agua por diversos motivos. En medio de esa situación brotaban variadas reacciones, algunas de risas, otras de incomodidad… pero esto y el deseo de avanzar y vivir lo que nos habíamos propuesto hizo que surgiera entre nosotros una fraternidad tan linda e intensa que nos costó mucho despedirnos, tanto a las hermanas como los laicos.
La gente del lugar nos recibió con mucho cariño y estaban felices de vernos trabajar mejorando la escuela, de vernos jugar con sus hijos… de encontrarlos en la misa dominical, nos recibían con gusto cuando visitábamos su casas o sus enfermos. A una nos decían: "¿cuándo vienen las hermanas?".
Creemos que hermanas y laicos sólo hemos sido continuadoras de una obra que con mucho sacrificio comenzaron nuestras hermanas en Nsork. Ellas dejaron una huella imborrable en los corazones de tanta gente que hoy las sigue nombrando con cariño. Sabemos que es Dios el que hace su obra, que somos simples instrumentos en sus manos y que sólo nos toca dejarnos guiar por su Espíritu que nos va mostrando caminos.
Es nuestro deseo que esta experiencia sea el comienzo de MUCHAS EXPERIENCIAS MÁS DE MISIÓN EN NSORK, y que todos: hermanas y laicos abramos nuestros corazones para escuchar esa serena voz que siempre en nuestra vida nos invita a un más por el Señor y por los hermanos. Nuestra madre Ana María así lo hizo y tras su huellas queremos seguir anunciando a Cristo por nuevos caminos.
Compartimos un testimonio:
"Me ha llenado de orgullo formar parte de un equipo, sí, EQUIPO en mayúsculas, ayudándonos, acompañándonos, avanzando todos juntos... y consiguiendo finalmente uno de los objetivos de la misión, ayudar a aquellos niños que se encuentran en situación de precariedad en una escuela que nos sorprendió a todos al llegar. Una escuela a la que le dimos un lavado de cara. Espero que los alumnos de preescolar de la Sagrada Familia de Nsork queden asombrados y felices al ver su "nueva" escuela y sobretodo cuando sepan que las hermanas los guiarán en su educación." Cristina, Lérida, Barcelona.
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